jueves, 10 de enero de 2013

Casa de Cristal




Año 2 Número 3
La Casa de Cristal

“Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios..” 1 Corintios 2:10

“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” Hebreos 4:12

Imaginémonos por un momento que vivimos en una casa de cristal, que todo lo que hacemos dentro es visible desde el exterior.
Las hermosas paredes transparentes dejan pasar la luz del día, a través de ellas podemos apreciar lo que los otros miembros de la familia hacen, unos están en la cocina, otros en el dormitorio, otros en el comedor, estudiando, cantando, comiendo.

La casa es bellísima, imagínate, una casa de cristal

Pero…
Si no limpiamos, desde fueran verán la suciedad, si no tenemos los muebles y los enseres en su lugar, desde fuera verán el desorden. Si nuestro comportamiento es licencioso o indecente, todo está a la vista.

¿Cómo nos sentiríamos?

Hagamos una pausa

Ahora digamos que nosotros somos esa casa. Nuestro cuerpo y nuestra mente son transparentes para Dios. Todo lo ve, todo lo aprecia, nada le pasa desapercibido.

Como se dice en inglés: Got the picture?

Pero el “digamos” es innecesario. 
Esta es la pura verdad, Dios todo lo ve. Y todo lo que hacemos o decimos está anotado en un libro para el tiempo que tengamos que dar cuenta.

No es nuestra intención el advertir que estamos al descubierto cuando hacemos algo malo. No.

Veamos el pasaje de la primera carta a los corintios que lo dice: ¿No saben que ustedes son templo de Dios, y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? (V.3:16)

Entonces no es, como decía Teresa de Avila, el alma del justo, sino el palacio donde el Rey tiene sus deleites. Pero no es un rey, es El Rey. 

¿Es posible? ¿El propio Dios habitando en nuestra casa?
Así es.

El Rey del Universo deleitándote en la sabiduría que con El llega, con la limpieza, y todos los bienes que corresponden a un rey, perdón, al Rey.

No somos capaces de entender a cabalidad el significado, pero tratemos. Es demasiado maravilloso para recibirlo de una vez, entonces agarrémosnos de lo que podemos discernir.

No se si a tí te ha pasado, ya sea en tu casa o en tu trabajo, en tu ciudad, o en la iglesia, o en un evento en el que has ayudado. Llega alguien importante, todo se barre, todo se limpia, se colocan flores, se adornan los lugares por los que va a pasar, y se le prepara la mejor habitación, el mejor lugar disponible. Se revisa cada rincón para que no haya ni una pizca de suciedad, se lava y se plancha todo. Se acondicionan las ventanas,  los vidrios quedan inmaculados, se alisan las cortinas, se lustran las puertas, y se dispone personal de servicio intachable. Algunos se encargan de que no se moleste al invitado a menos que llame.

¿Lo recuerdas? Así es.

Ahora translademos el ejemplo a nuestro ser interior.
Cuando Dios y Jesús, mediante el Espíritu Santo, vienen a vivir en nosotros. ¿Qué morada le hemos preparado?
¿De qué personal, acciones, situaciones, pensamientos, le rodeamos?
Recordemos que todo lo ve.
Agreguemos que ese que viene a vivir en nosotros fue el mismo que nos creó a su imagen y semejanza. 

¿Entiendes?

Cuando te creó, El sabía que en algún momento vendría a morar en tí, que lo ibas a invitar. Es una de las razonas por la que puso tanto esmero al hacerte.

Y se regocijó sobremanera cuando lo invitaste.

Tanto es así, que cuando aceptaste a Jesús hubo fiesta en el Cielo.

-Vamos, no bromees- dices tú.
-No lo crees.
Espera, lee atentamente lo que el mismísimo Dios Hijo afirmó: “Yo les digo a ustedes que el mismo gozo hay delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente” Lucas 15:10.

A esta altura es necesario formularnos algunas preguntas:
¿Qué le ofrecemos a Dios cuando viene a vivir a este Castillo de Cristal que es nuestro cuerpo y nuestra alma?
¿Qué pensamientos, ideas, expresiones, se generan en nuestro ser y salen de nosotros?

Si nuestra mente puede absorber, deglutir y rumiar permanentemente la idea que somos morada del Espíritu Santo, y que cada pensamiento, palabra, deseo, ansia, sentimiento, es percibida por El, ¿qué tan grande será el cambio que se opere en nosotros?

Y si no te crees capaz de hacerlo solo o sola, no te entristezcas, porque El mismo dijo: “Y yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” Mateo 28:20

¿Quieres orar conmigo?.
 Amado Señor, hasta hoy no me había dado cuenta de que tú estás dentro de mí, que vives en lo más profundo de mi ser, y que debo ofrecerte una casa limpia y ordenada. Perdóname por no darte hasta hoy lo que tú mereces como Rey del Universo que eres. Necesito que me ayudes a poner todo en orden y a presentarte diariamente esta morada impecable, mientras Tú prepares mi propia morada celestial para el tiempo que me toque ir a vivir contigo.  Aunque la idea de saberte conmigo es demasiado maravillosa para mí, te pido que me ayudes a comprender ese amor que me das, y a vivir de acuerdo al invitado que tengo en mi casa de cristal. Señor, te amo y te necesito. Asísteme, aconséjame, y muéstrame mis errores para poder vivir a la altura de la Persona invitada, que es el Espíritu Santo.
En el Nombre de Jesús.  
Amén

Bendiciones
Tu hermano en Cristo
Roosevelt Altez

No hay comentarios:

Publicar un comentario