sábado, 8 de marzo de 2014

No quites los ojos de la Cruz


“Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” Juan 3:14-15


Ante la rebeldía del pueblo hebreo, Dios envió serpientes ardientes que comenzaron a morder al pueblo y a matarlos. Dios mandó a hacer a Moisés una serpiente de bronce, y ponerla en un palo, para que todo aquel que la mirara, fuese sanado.

Nuestra rebelión es manifiesta, y la única forma de salvarnos es mirar la Cruz del Calvario, es creer en el voluntario sacrificio de Jesús por nosotros y que por su sangre nosotros tenemos entrada al lugar de Dios, al Lugar Santísimo.
Relata Mateo, en el evangelio que lleva su nombre, que en el preciso momento de la muerte de Jesús, el velo del templo se rasgó de arriba abajo, representando la re apertura de nuestra comunión con Dios mediante el sacrificio del Ungido.

No hay otro sacerdote a partir de ese momento. Cristo es el Sumo Sacerdote, el Cordero sacrificial, y el abogado que tenemos en el Cielo, siempre delante del Padre intercediendo por nosotros.

Por eso, mientras algunos beben cerveza, o vino, en este tiempo de lo que debería ser una santa celebración, yo te invito a embriagarte con la presencia del Espíritu Santo, con su bautismo.

Eleva conmigo esta oración:
“Amado Padre Celestial, en este tiempo en que se conmemora la muerte y resurrección de tu Hijo, de Nuestro Señor Jesucristo, yo te pido que cambies mi corazón, que me hagas entender a cabalidad lo que significa su sacrificio para mi vida, y que aceptes mi renuncia a toda maldad y mi fidelidad a esa Cruz que es la única manera en que yo puedo ser salvo”
En el nombre de Jesús
Amén

Tu Hermano en Cristo

Roosevelt Altez
Pastor MTS