“como
está escrito: “Cosas que ojo no vio ni oído oyó ni han subido al corazón del
hombre,
son las que Dios ha preparado para
los que lo aman.” 1 Corintios 2:9
En
el Estado de Alaska construyeron un puente que no llevaba a ningún lado. El
puente no tiene carretera del otro lado del río.
En
Irlanda, cuando la situación económica estaba muy mal, el gobierno decidió
encarar un proyecto para dar trabajo a los más necesitados. Y comenzaron a
construir una carretera. El plan era avanzar con la carretera.
Todos
comenzaron con alegría a trabajar juntos, hasta que un día alguien preguntó:
-¿Adónde lleva esta carretera?
Un
capataz respondió: -A ningún lado (y era verdad).
Los
dirigentes del país pensaron que el lugar adonde terminaría la carretera era
irrelevante, lo importante para una persona sin trabajo es… trabajar.
Pero
cuando se supo que la carretera no tenía un lugar específico donde terminar,
que no servía para lo que sirven los caminos, para llegar, los obreros
comenzaron a tomar descansos largos, ya no trabajaban duro como lo hicieron al
comienzo. Ya no les importó porque simplemente no había una motivación para
continuar.
Objetivos
claros provocan deseos, pasión, son el combustible de nuestra motivación. Pero cuando
no hay un blanco preciso, nos volvemos haraganes, ya no nos importa si llegamos
o no.
La
pregunta es ¿adónde vamos? ¿adónde vas?
Este
pasaje nos ayuda a contestarla: “Su señor le respondió: “¡Hiciste bien, siervo
bueno y fiel! Has sido fiel en lo poco; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a
compartir la felicidad de tu señor!” Mateo 25:23
Hay
una recompensa mayor, un premio que no es posible de describir con palabras,
una alegría permanente y sin lágrimas, largos y eternos días sin lucha ni
aflicciones. Ese es el objetivo, ganar un lugar al lado de Señor para disfrutar
eternamente de su compañía, junto con los nuestros.
Amado Padre Celestial. A menudo vagamos sin
rumbo, despertamos, trabajamos y nos vamos de nuevo a dormir sin un objetivo.
Enséñanos que hay un camino que lleva a ti, muéstranos la recompensa, para
poder seguir luchando.
En el Nombre de Jesús te lo
pedimos.
Amén
Dios te bendiga grandemente
Tu hermano en Cristo
Roosevelt
Altez